La leyenda dice que la absenta fue inventada por un doctor francés llamado Pierre Ordinaire, alrededor de 1792. Pero fueron las monjas del convento de Couvet, en la frontera de Francia y Suiza, las que comercializaron la bebida.
Al principio se vendía como una pócima medicinal para tratar la fiebre y los problemas de estómago. Así es como se hizo muy popular entre los soldados franceses. Un personaje llamado Mayor Dubied compró la receta a las monjas, y montó la primera destilería de absenta, que comercializó bajo el nombre de Dubied Père et Fils, en 1797.
A mediados del siglo XIX la absenta ya se comercializaba en toda Europa. En Francia se convirtió en la bebida más popular del país. En muchos cabarets a las cinco de la tarde se celebraba l’heure verte, la Hora Verde, en donde se bebía absenta.